sábado, marzo 19, 2016

No me banco nada

No me banco nada.


No. Realmente no me banco nada. Absolutamente nada.
Porque... 
¿Por qué recóndita o explícita razón debo regalarte mi sonrisa si lo que precede a ella al fin y al cabo no es de mi agrado?
Porque... 
¿Por qué me veo obligada a escucharte, si lo que estás diciendo no me hace bien?
Porque... 
¿Por qué tener esa necesidad de autodestrucción para complacer al resto, si quizás en un tiempo mediato nada valdrá menos que mi propio martirio?
Porque... 
¿Por qué estoy obligada a condescender por respeto, si finalmente el respeto se obtiene por el que uno es capaz de darse a si mismo?
Porque... 
¿Por qué debo callar palabras severas para no quebrantar vínculo, ni herir susceptibilidades; más si debo tragar mi verdad y vivir por siempre con ella?
Porque... 
¿Por qué debo mentir y fingir que te estimo, si la estima se vincula con el afecto?
Porque... 
¿Por qué debo amar, si simplemente no quiero?
Porque...
¿Por qué debo tener tacto, y ser consecuente, cortes y cordial frente a quienes no tienen tolerancia hacia mi?
No. 
No lo tolero. No me banco nada.
Porque... 
¿Por qué debo aceptar pre-conceptos y no cuestionar, si probablemente no se adapta a mis necesidades?
¿Por qué me debe avergonzar la compasión de aquellos que consideran que deben tenerla hacia mi?
¿Por qué debo agradecer la solidaridad de aquellos cuya ayuda solo condesciende con sus propias necesidades y distan mucho de las mías?
¿Por qué debo consentir la necedad de quien no respeta mi percepción, pero aquel puede atribuirse el poder de decidir que debo pensar o simplemente sentir?
¿Por qué debo esperar, si probablemente nunca llegue?
¿Por qué debo tolerar que se me ignore y recuerde en momentos estratégicos, si mi existencia es lineal y constante?
Porque... 
¿Por qué debo...? si no quiero.
Honestamente... No lo se.
Pero ciertamente no me lo banco. Porque no me banco nada.
No quiero callar, mentir, ni consentir...
No quiero querer...
No quiero recibir, ni agradecer lo que no pedí y me lastima.
No quiero ser cortés, condescendiente, ni considerada...
No, no quiero!
No quiero sonreír si no lo siento...
No quiero esperar, ni tolerar la crueldad del silencio y el olvido.
No quiero fingir que está todo bien...
Porque...
No. 
No esta todo bien. Y no me lo banco.
No me banco nada.
Y hoy digo BASTA. 
Hoy todo me importa poco, que mi propia realidad.
Hoy elijo "querer-me".
Hoy decido tener paz. 

miércoles, septiembre 02, 2015

La Noche



La noche


   El día se anunciaba caluroso, y la noche fresca con luna llena. 
   
   Esplendorosa.

   Pero nada que a mi percepción sea digno de merito, que llame mi atención y distinga a esta noche de las demás noches de mi vida. Por lo menos de estos últimos años (relevante). Es que las noches conocidas, consuetudinariamente, como aquel momento en el que el sol esconde y se visualiza la luna, marcando una linea temporal; para mi, particularmente, no significa lo mismo. Existe una noche que muy pocos reconocen, que esta infimamente relacionada con la penumbra. Un apagón contundente del espíritu. Producto de lo que si conocemos como vida. Es que la vida lleva, acorrala, te plantea cuestiones, te enseña, pero en muchos casos te noquea. Golpea y arremete violenta y tenaz, que shockea. Acarreando dolor, desarraigo, tristeza y llevando consigo hasta su propio significado. Todo en un impulso, un exiguo movimiento, tan imperceptible que asombra.

   Pero no nos percatamos de ello hasta que... hasta que nuevamente nos golpea, despertando. Anunciando su próximo desafío. El reto que mas cuesta, el que mas duele, pero quizás el mas decisivo de todos: asumir la realidad, reconocer el presente tal cual, saber dónde se esta parado, y hacia dónde dirigirse. Y duele tanto... Que en el mayor de los casos lo preferible es desactivar los sentidos para esquivar aquel momento, con la certeza de que no sera por mucho tiempo. Razón por la cual se pone el mayor empeño en negar que existe, el mayor tiempo posible, creando escudos firmes, grandes murallas de impermeabilidad. Que bloquee de tal manera el alma, que las posibilidades de que algún instante de vacilación y flaqueo penetren, sean nulas.

   De pronto la ceguera y la monotonía se apodera de cada fibra del ser. La existencia misma solo se ha reducido a eso, existir. Y se estaba bien así, se es más llevadero el día a día, y las noches son menos largas. Aunque en lo mas profundo, ahí en lo recóndito esté latente esa asignatura pendiente, la deuda con el destino que carcome de culpa.

   La noche se volvió eterna, una constante. Esta noche, debía ser como otras tantas, porque ese era el trato, así debía ser. Cambio vida, por no sentir. Por no sufrir. Cambio vida por morir en ella (?)

   Y así debía ser, así se estaba bien.
Un paso, dos quizás, no supe bien distinguir en que instante baje la guardia y me deje ser. Permiti al frío tocarme, al calor abra(z/s)arme. Al dolor invadirme y a la tristeza lastimarme. No oí su fuerte llamado a lo lejos. Estaba claro que era el momento. Pero no lo vi venir. Creí haberlo logrado, que había burlado a la vida. Pero no soy mas que un ciervo frente a su inmensidad tan difícil de comprender y desafiar. Porque ella sabe mas por eterna.
   
   De un instante a otro mi muralla se deshizo, no pudo contener tanta presión. Tanta energía. Simplemente no lo resistió, porque lo que pujaba era mas fuerte. Y mas inteligente. El pasado se presento furioso por haber sido obviado, de forma incoherente y cobarde. Y la primera puñalada estuvo en el recuerdo. El recuerdo de lo bello, de lo sublime. Aquel fragmento donde el orden cosmico estaba en paz conmigo. Donde no había motivo para estar mal. Aquella plenitud que súbitamente se me fue arrebatada. Sin razón aparente. Enojada con el universo jure nunca mas invocar nada, absolutamente nada, relacionado con aquel estado tan hermoso. Porque llevaba implícito augurios de mucho pesar. Tan sobrecargados que eran imposibles de tolerar.
Cambié vida por morir en ella.

   Y no me había dado cuenta. Ahora todo duele mas. Me deje llevar, y el recuerdo bailo en mi mente. Ahora la razón de que todo lo que estaba ocurriendo, ocurría era porque una luz, muy pequeña había iluminado mi noche eterna. No sabia que estaba en penumbras hasta que apareció. Y ahora todo tiene sentido y esta claro. Pero la decisión estaba en si aceptaba que la vida llegara mas lejos, si permitía al destino ingresar a esos espacios recónditos y herméticos preservados por el tiempo y el olvido, el bloqueo.

   Una lágrima se asomo con valor. Y supe que había flaqueado. Los hombros me duelen menos esta vez. De pronto estaba parada en el mismo sitio, con la misma sensacion, era un vaivén constante entre lo placentero y lo doloroso. Estaban conviviendo juntos el presente y el pasado. En mis pobres cavilaciones, me había convencido de que jamas volvería a sentir lo que estaba sintiendo, era bueno. Pero así de bueno, también era doloroso. Es que se que ya no esta. Su ausencia ya no era un mito, era real, tangible. Ella ya no habitaba este mundo. Por supuesto que no. Y yo lo sabia, lo sabia desde el día en que se marcho sin despedirse. Lo sabia tan bien. Que decidí olvidarlo. Esconderlo, taparlo. Muy inútil y cobarde.

   Pero deseaba un segundo mas a su lado... Lo deseaba tanto. Que de castigo no podía ni siquiera soñarla. Pero así estaba bien, así era mas llevadero. Hoy no esta, no. Que difícil. No puedo siquiera tolerarlo. Pero es la realidad. Porque negarlo?
Que me hizo pensarlo? Si, eso. Ese sentimiento sublime. difícil de explicar. Ese sentimiento familiar de tenerla a su lado. Se sintio tan real, que no pude contenerme mas, y me rendí. Porque la extraño, porque se que no esta, que no estaba, que no la tocare mas, que no me hablara mas, que no me mirara mas. El abismo es grande. Me toco cada fibra de mi ser. Se destruyo todo. Porque así debía ser. Porque no podía negarlo mas. Porque era cruel, era desleal, era una tortura.

   Reviví. Reviví cada segundo. Y revivir implica sentir. Y sentí, sentí frío, sentí calor, sentí angustia, sentí dolor. Todo lo sentí. entonces sentí amor, sentí paz, sentí alegría, sentí que todo era de color. Que estaba vivo. Que era real. Que no era un sueño. Y era tan familiar. Su imagen en mi mente. Un regalo.

   Iluminada con la verdad y la imaginacion, le propuse a la vida una tregua. Y esta amable y predispuesta acepto. Porque no era mala. Sino sincera. Y yo no quería mas mentiras. Le pedí que me dejara disfrutar ese instante, tan pequeño, a cambio de revivir, de volver a ser humana. Y así fue que la recordé, con tanto pesar y alegría a la vez. La recordé con felicidad. Que juraría haberla revivido en el recuerdo. Porque fue tan real...

   Corría una leve brisa. Tan cálida y fresca. La luna cargada de luz. La noche joven. Pero ya no se trataba de otra noche constante de penumbras, sino que era una noche de esperanza. Un nuevo amanecer, en estan noche esplendorosa de luna llena, en este invierno de fines de agosto. Que quedara en mi memoria para siempre.

miércoles, agosto 19, 2015

AHORA

AHORA

   Y ahora?

   Antes respiraba profundo. Cerraba los ojos para retener las emociones. Algunos días se tornaban imposibles. Yo solo sonreía, intentando superarlo. Pero nunca lo lograba. No dignamente. Cada conflicto, suponía un obstáculo. Por lo cual imposibilitada me sentía para todo. Sentía fuertes dolores en mi pecho. La rutina se había llevado parte de mi escencia. Mi espíritu se adormecía lenta y gradual en su suplicio. Mis emociones también. Simplemente estaba cansada. La salida se visualizaba lejana. Inalcanzable. Desorientada, melancólica, taciturna. La herida era crónica. Así pasaron las horas, los días, los meses, los años. 

   Y ahora?

   Miro el calendario, parte de mi existencia perdida y olvidada. Totalmente en descuidada. Entonces la inexorable lucha tuvo su batalla culmine. Habían triunfado mis mas recónditos y pujantes deseos de ser. Por hartazgo de tanto sobrevivir. 

   Y ahora? 

   El tiempo barrio la miserias. Se llevo consigo el dolor. El olvido sano las heridas. Ya no tengo cicatrices. No me pesa lo perdido. Y hasta podría celebrar que habito en presente. Todo lo demás es pretérito. Respirar cuesta menos, tornándose en algo meramente vital. Los hombros están livianos.

   Y ahora? 

   Y ahora que todo duele menos? 

   Y ahora que nada me hiere?

   Y ahora que puedo sonreír con motivo autentico?

   Y ahora que los fantasmas ya no asustan, ni ahogan... 

   Que los pretextos ya no sirven, y solo estoy yo y mi circunstancia?

   En mi mente solo hay una hoja en blanco y en mis manos se deshace la tinta.

   Pero...

   Qué hacer con tanto sol? Qué sigue?

   Y ahora? Ahora...




martes, mayo 27, 2014

"22:00 pm."

22:00 pm.


  22:00 pm.
  Luego de un largo día regreso a mi cama, un templo no sólo de descanso, sino también de meditación. Sábanas te abrazan y te dan calor, almohadas reciben la pesadez de nuestros pensamientos sin protestar. En algunos casos el sueño se presenta al rato, puede que tarde o probablemente nunca llegue, pero el silencio y la tranquilidad nunca fallan. Y así, en ese lapso, la mente se libera: plegarias divagan, pensamiento se entrelazan y un sin fin de confesiones salen a flote, con el objeto de aliviar la tensión.    Es sólo en ese momento de soledad y quietud, que te das cuenta del peso de la realidad, de la carga del día y de lo adolorido que está tu cuerpo. Un flashback de milésimas de segundo invaden tu visión. Simplemente estás cansada y abatida. Pienso.
  Entonces me dejo ser, cedo... Y es ahí cuando la recuerdo. La recuerdo con fervor, con anhelo y desesperación. La recuerdo con tristeza y alegría. La recuerdo como si estuviese en la cocina o a mi lado.
  Y la extraño.
  Quizás el día ha sido complicado y sienta que no lo pude soportar con dignidad. Recurrir a su viva imagen representa un simple consuelo ante la frustración, la idea de que no existe dolor más fuerte que su ausencia, ni obstáculo más grande que la imposibilidad de poder verla, hablarle o escucharla una vez más. Tal vez la recuerdo con el sólo deseo de compartir mis vivencias y delegarle mi angustia, para recibir su contención. Tal vez, quizás... Lo cierto es que la extraño, y la vida está muy difícil...
  22:23 pm.

  Seco un par de lágrimas que no he podido reprimir, y me relajo, pues la pesadez de mis párpados me indican que pronto abandonaré la realidad para sumirme al mundo de los sueños. Apago la tenue luz de la lámpara y guardo su foto con la promesa de que quizás esta vez la pueda soñar. Finalmente me fundo en las cálidas sábanas, cierro los ojos hasta un nuevo amanecer.



jueves, febrero 27, 2014

"Mi Lucha"




"Mi lucha"

No soy una princesa en busca de un príncipe
No soy la damisela que todos buscan para enamorar
No soy la musa que inspira a cuanto artista cautiva.
Más bien soy un peón que paciente
Espera su turno en este cruel juego que es el amor.
Siempre en segundo plano, en lo recóndito
Suspirando y anhelando ser liberada
De la prisión que la soledad me hubo sentenciado.

Sin miedo a morir de dolor
Me zambullo en tu mundo despiadado
Donde no tengo armas para arremeter,
Donde las reglas del juego consisten en resistir.
Donde no tengo más que amor para dar.
Dispuesta a todo, alzo mi bandera hacia la paz
Porque mi espíritu rebelde y apasionado
Salió a flote solo con la esperanza de que tú lo veas.
Ardo en lo más alto del cielo.
Aquellos vestigios de coraje me mantienen en pie.
Voy a resistir.

¡Llámame! aquí estoy
Porque aun respiro, aún vivo.
Vivo por esa luz que encendiste en mi camino.
No temas al devenir

Porque solo los espíritus libres de corazón
Pueden sucumbir sin penas ni culpas
Por ser lo que son.

¡Llámame! soy toda emoción pura.
Un cumulo de pasados, presentes y futuros.
Soy todo sentimiento,
Y tu mi cápsula de escape.
La llave hacia la eternidad.
Por favor no temas a la incertidumbre
Yo estoy aquí.
Podemos perecer en la dicha de saber
Que finalmente nos enfrentamos al destino.

Mírame, siénteme, yo estoy a tu lado
Sin temor a vivir.
Entrelazándonos por siempre
En esa promesa de un mañana sin barreras.
Porque solo los espíritus libres de corazón
Pueden sucumbir sin penas ni culpas
Por ser lo que son,
Por sentir lo que sienten.

Tomas mi mano, Respiro por primera vez.
Nunca más pasare hambre y sed
Nunca más sufriré frió.

Alzo la bandera hacia la paz
Nunca más voy a padecer.
Soy libre al fin…


lunes, diciembre 16, 2013

"CRÓNICA DE UNA DISTOPÍA: 18:00 pm."


CRÓNICA DE UNA DISTOPÍA

18:00 pm.

Veo gente atrincherándose, juntando desesperada elementos de sus hogares, para poder defenderse. Pues, la gente común no dispone de armas letales, destinadas solo a exterminar de un solo tiro. No obstante, la necesidad imperiosa que demandaba la situación los ha impulsado a utilizar su cotidiano ingenio para rebuscar algo con que herir a los “enemigos”.
Ciudades nefastas, abarrotadas con violencia y de un desenfreno ávido por destrucción.
Noticieros informando la propagación de los daños en provincias vecinas, contabilizando las victimas que tanta vorágine se hubo apropiado. Se discute sobre delitos de sedición, acuartelamiento, malas políticas. Mas la acefalía se hace un constante. Familiares llamando, manifestando su preocupación. Cada sonar del teléfono lleva consigo un sin fin de aflicciones ante la posibilidad de malas noticias. Por estas horas la psicosis se hubo adueñado de la mente del ser humano, distorsionando su sano juicio y arrebatándole el raciocinio. A cambio la hubo reemplazado con desesperanza y desenfreno.
La población se ha remontado a su estado mas primitivo, mas no abandonando su destreza con el único fin de generar mas caos. Todos fuimos reducidos a simples homínidos en fase de evolución. La puja entre civilización y barbarie, con cada segundo que transcurre, se acrecienta aún mas.
¿Cuál de ambas habrá de ganar?
Resuenan las campanas airosas por celebrar 30 años de una democracia ininterrumpida. Gobernantes accediendo a aumentos salariales con armas en la cabeza. Gobiernos admirando el fruto de su gestión.
-“Ha caído una victima mas” - informan. 
¿Sera de los buenos o de los malos?
Vecinos marchando con plástico, con la esperanza de ahuyentar a las fieras con fuego, y cargando en sus hombros palos para golpear. Niños preocupados, padres afligidos.
¿Que seria si los enemigos no fuesen otros que nuestro prójimo?
Cielos ahogados por el humo abrazador.
Por estas horas, en este día gris, solo me queda observar, donar algún que otro periódico para incendiar. Pues la marea arrasadora ha tomado cuanto sector le precedía. Y simplemente ya no hay vuelta atrás, la enfermedad es degenerativa, no tiene retroceso.
Siento angustia. Aunque solo me queda callar, porque en lo mas recóndito de mi ser; se que, por mas ínfimo, hube aportado algo para alimentar esta creciente anarquía.
Me siento en la cocina a esperar que la maroma se hiciera presente arrastrando, imperiosa y triunfal, todo cuanto tuviese a su alcance; e implorando porque nada quedase excluido, para que mañana ya no hubiese mas por exterminar.
Escucho sirenas y motos a lo lejos. El terror y la expectativa se hacen presente. Perros ladran y aullan al unisono. Y me siento temblar.
-¡vienen a robar! - se escucha en un eco.
¿Si tan solo fuese eso...?
Tiroteos y gritos por doquier. Esto es tierra de nadie.
La noche se hace presente. Apago las luces y el televisor, cierro las cortinas. Y así, sumida en penumbras, me despido en un sueño; un sueño donde mi patria ya no sufre más.



(Basado en hechos reales)


viernes, diciembre 13, 2013

"Ciudad del Caos"



"Ciudad del Caos"



     El tránsito a esta hora de día era simplemente un suplicio. Una marea incesante de transeúntes frenéticos y una maroma de autos por doquier. Llevaba mas de quince minutos parada en la esquina del cruce en la Av. Madison, en la espera de que el bendito semáforo se pusiese en rojo. Hecho que atormentaba la paciencia de cualquiera, pero mucho más la de Marbe, quien simplemente odiaba soberanamente la ciudad y todos sus componentes. Le molestaba los ensordecedores ruidos, las luces que ofuscaban adornando los negocios, que colmaban cada recóndito de las manzanas, el ritmo acelerado y convulsionado, en fin, absolutamente todo. Y tal vez ese hecho constituía una de sus grandes paradojas, pues de todas las posibilidades que alguien aguardase para salir de una situación asfixiante, y sobre todo considerando sus preferencias, buscó la mas contradictoria. Pues justamente había elegido el conglomerado mas cosmopolita, y atestado lugar, para habitar. Una “selva de cemento” como lo solía llamar. Pero aun así trataba en la medida de las posibilidades, o lo que su tolerancia le permitía, de no quejarse, ya que ante toda decisión se había prometido a si misma mantenerse firme. Por lo que hubo resuelto reservarse todo tipo de pensamiento o comentario negativo acerca de la vida en la imperiosa ciudad de New York y hacer lo que tenia que hacer y punto. Y en estos momentos tenia una meta que cumplir. Un objetivo que alcanzar. Y estaba trabajando demasiado por lograrlo como para amedrentarse por minucias como aquellas.
     Su celular comenzó a sonar al tiempo que el semáforo anunciaba que era seguro cruzar. Tomó el minúsculo aparato tecnológico en tanto que se ponía en marcha
     -Sra. Calvert... - dijo - si, estoy llegando... no se preocupe, en cuanto me desocupe esta noche me pondré a organizarlo, puede estar usted tranquila... no, es un honor... esta bien...
     Solo le quedaba dos pasos para llegar hacia la acera, cuando súbitamente un auto se atravesó impidiéndole el paso, y que de no ser por su capacidad para manejar sus reflejos en tanto que desarrollaba otra actividad – como hablar por celular – habría terminado siendo arrollada pulcramente.
     -¡Pero que mierda! - profirió a todo pulmón. Se detuvo en seco y pateo con brusquedad las llantas del imponente auto. - ¿es que acaso no ves por dónde vas, pedazo de bestia?
Instantáneamente, en respuesta a tal arrebato, un sujeto preso de la ira salio a defender su vehículo.
     -Oye - la freno en sus intentos por desplomar las ruedas y quien sabía que mas.
Cuando Marbe vio a aquel moreno de facciones altaneras bajar del automóvil, pudo reparar de quien se trataba; su rabia creció un tercio mas, repartiendo hostias con mayor violencia.
     -¡Mierda! ¡para! - le ordenó, en vano -  ¿Pero a ti qué te pasa? ¿eh? - le gritó Jensen. - ¡Estas loca!
     -¡No! tú estas mal - repuso exacerbada, señalando deliberadamente - ¿Acaso no ves que el semáforo esta en rojo? ¿Es que no te han enseñado educación vial? ¡Y encima te la das de perdonavidas! 
     Jensen entre tanta cólera también se hubo percatado de quien se trataba y una ola de imágenes de lo ocurrido al mediodía se le hizo presente. Vaya destino, mas bien desgracia, pensó. En ese instante el semáforo dio en verde y los autos que estaban detrás comenzaron una lluvia de bocinas, en tanto que los del costado derecho comenzaron a circular.
     -¡pero si la enferma eres tu, esto es un giro libre! - le recriminó él, que intentaba mantener la calma, pero fallando estrepitosamente en el intento, al ver que Marbe se dirigía al limpia parabrisas para arrancarlo.
     Realmente consideraba que no había sido para tanto, como para que esa chica se armara semejante espectáculo. La tomo por la cintura para alejarla del coche, en tanto ella propinaba piñas y patadas aleatorias. Un policía que se encontraba rondando se hubo acercado, al oír el bullicio generalizado, y de un instante a otro el caos se había propagado por toda la esquina, entre gritos y autos abarrotados.
     Temeroso de que las situación empeorara, Jensen bajo a la joven, al leer las intensiones flagrantes en los ojos turbios de la muchacha por acercarse a golpearlo, retrocedió un paso. Realmente esa chica estaba trastornada, y aunque se hubo cambiado de vestimenta todavía conservaba ese aspecto pasota. 
     Las bocinas se hacían aun mas audibles. De modo que, en su buena labor, el oficial ordenó a los conductores detrás a doblar y pasar por los laterales y poco a poco el orden se hizo presente. Mas sosegado el ambiente, el efectivo policial se acerco a ambos sujetos que aun seguían tirándose improperios y apacible inquirió:
     -¿Se puede saber qué esta pasando aquí?
     Al ver que tanto él como ella, comenzaron a atropellarse en palabras, los calló instantáneamente. Marbe por su parte al reconocerlo como un compañero de patrulla de Chad intentó inútil esconder su rostro, mirando en otra dirección. Hecho que no pasó desapercibido para Jensen quien aprovecho ese instante para hablar.
     -Pues, sucede que estaba por doblar, cuando esta señorita se atravesó súbitamente – alegó.
     -Linda forma de relatar los hechos, te faltó la parte de los unicornios que cagan arcoiris – reparó Marbe, aun sin dirigir la mirada ni al policía ni al moreno.
     -... y de un momento a otro – prosiguió el ignorando el sarcasmo de la morocha. - me vi obligado a bajar ya que estaba sacada, hasta quiso arrancar el limpia parabrisas...
     -No te olvides de la patada en la entrepierna, que tanto a gritos esta pidiendo... - lo miró con resentimiento. - ¡Vete a la mierda, casi me chocas!
     Jensen simplemente permaneció sereno e imperturbable. Sabía como mentir y engatusar; con suerte saldría limpio de todo esto, no sin antes maldecir porque esa energúmena se hubiera cruzado por segunda vez en su día, con el solo fin de amargarlo e interviniendo en sus planes.
     El policía inspiró hondo.
     -Vamos a hacer lo siguiente – resolvió el oficial. - no los voy a reprender, ya que ambos se mandaron su parte, tú – dirigiéndose a Marbe. - por violenta y despistada, y usted – dirigiéndose severo a Jensen. - por no advertir la presencia de un peatón, quienes tienen prioridad de cruce, aun en los giros libres – concluyó con parsimonia.
     Ambos permanecieron estáticos y midiéndose con la mirada. Jensen se sentía un maldito crió de primaria. Pero finalmente no tendría multas que pagar, y tampoco había tenido que recurrir al soborno. Por su parte Marbe estaba que bramaba en cólera.
     -Marbe... - esta se volteó rompiendo el aura de mala vibra que se había formado junto con el espécimen aquel, que se empeñaba en joderla - ¿por que no me extraña verte armando revueltas? - le reprendió el policía. - ¿crei que habíamos llegado a un acuerdo la ultima vez? no mas disturbios...
     Esta simplemente bajó la cabeza; ya que contra aquello no tienía nada que decir, sabia a lo que el oficial se refería; tragándose las palabras, no sin antes advertir el rostro cínico del moreno, que miraba al frente, pero que aun así sabia perfectamente que se lo dedicaba ella. Estaba ganando varios puntos para incorporarse a su lista negra, pensó. Era la segunda vez en el día que lo deseaba estampar contra el pavimento por soberbio, pero que al final se quedaría con las ganas; ya que, por una cosa u otra, el muy condenado se salia con la suya. Se sentía realmente impotente.
     -Bueno, ya que esta todo arreglado le pediría por favor señor que proceda a circular – le ordeno el policía a Jensen, quien asintió, escudriñando la ira bramar en el rostro de la morocha, en tanto se alejaba; y que, por razones completamente extrañas a él, le producía un placer inmenso.
     Marbe por su parte reanudo sus planes y prosiguió, intentando convencerse de que no había ocurrido absolutamente nada. Se percató de que estaba casi estrangulando su celular. Recordó que minutos atrás, antes de que ese maldito neanderthal se hubiese cruzado, estaba hablando con su jefa. La llamó nuevamente, pero esta simplemente no respondió.
     ¡Mierda!

     Otro motivo mas para odiar la ciudad.
(Fragmento de "De la Idea del Caos")


sábado, diciembre 07, 2013

"El arte del Bastardeo"



"El arte del Bastardeo"


-¿Qué te ha ocurrido esta tarde?
-¿Por qué lo dices linda?
-Te vi un tanto angustiado...
-¿Angustiado? No lo creo preciosa – dijo Jensen en tanto servía dos copas de Dom Pérignon.
-Pues déjame decirte que te desconocí...
Jensen tomó asiento en su ostentoso sofá. Y centró su atención en la joven que tenia en frente. Una castaña de imperiosos ojos verdes y rostro ceniciento. Su tipo. Sus cabellos caían en cascada adornando la delicada curva de sus hombros, resaltando sus notorias clavículas. Algo que a Jensen le fascinaba, pues le gustaba jugar con aquella parte, tanto o mas que otras cliché y obvias. Reconocía que en parte, rebuscar e innovar atraía bastante al sexo opuesto. Ella lo observaba con gestó reticente y un tanto reacia. Con cada ademán o gesto emanaba una delicadeza y sensualidad deslumbrante. Desde el primer momento en que la hubo conocido, que ella le había parecido atractiva y cautivadora. De modo que en plan de conquista se había acercado a ella, para conocerla mas a fondo. Y para ser exactos llevaba casi un mes trabajándola y estudiándola en detalle.
Como todo lobo al acecho, había encontrado una víctima. Aunque se negaba a pensarlo de ese modo, pues las mujeres para Jensen no constituían solo números que pasasen impecables por un cuenta ganado, sino mas bien eran todo un desafió, un reto digno de asumir. Todo un misterio, algo tan inquietante, como placentero. Conocer una mujer era toda una hazaña y conquistarla un arte. Las mujeres eran la analogía perfecta de un cumulo de sentimientos sublimes dignos de padecer.
Sonrió ladino.
-¿Como sería eso? - inquirió un tanto intrigado.
-Ya sabes... te vi serio...
-¿Que tendría eso de malo?
-Es que tu siempre estas... no se.. despabilado, sonriente y burlón... - confesó la castaña.
-Mal día supongo... - manifestó casual.
-No pareces el tipo que suele amedrentarse por algo – arremetió ella sin tapujos. En tanto seguía con la vista a Jensen quien se había acercado sigiloso hacia ella, pero sorprendiendo en ultima instancia solo sentándose a su lado para solamente observarla curioso y socarrón.
-Mmm eso hace que me vea como un completo cretino ¿no? - espetó sagaz, sin abandonar su característico sentido del humor y gesto insinuante.
-¿Acaso no lo eres? - dijo impasible la joven.
Jensen profundizó su mirada en la de ella. Ese comentario lejos de afectarle, pues conocía su realidad tal cual, le había fascinado. Pudo percibir el dulce sabor que se siente al apostar en las partidas de poker, hablando de aquellas que conllevaban fuertes sumas de dinero, cuyo premio era aun mayor. Aunque, en cuestión, nada para él se resumía en plata, mas si en triunfos y hazañas. Y Chanel estaba ingresando al circulo de su amado mundo del juego despiadado que tanto le gustaba jugar. Sin filtro ni nada, pues ya había captado que poseía aquel néctar que tanto buscaba, pero que nunca lo saciaba del todo. Esa chica estaba armada.
-Tienes razón, que puedo decir... aunque eso no quite que pudiese tener malos días. Pero que mas da ponerse en plan de sufrido, cuando puedes solucionarlo con algo que realmente lo valga... - le guiñó un ojo.
Había utilizado su acusacion a su favor. Ella le sonrió discreta. Acto que le abrió sus apetitos lúbricos. Pero trato de bajar los niveles, para sobrellevar con firmeza la situación. La miró directo a los ojos, táctica que nunca le fallaba, pues sabia a la perfección el impacto que generaba en las personas con su sola mirada. Lo había hecho desde niño con las amigas de su madre, que siempre se babeaban por él; con las amigas de su hermana, con sus profesoras, con sus compañeras de la universidad, etc.
-¡Salud! - elevo su copa en gesto triunfal.
-Y... ¿Por que brindamos?
Se acercó sigiloso hacia ella, tomándola por completo desprevenida, ya que estaba perdida en su mirada. Otra de sus típicas tácticas. Cuando solo los separaba milímetros, él tomo su mano acariciándola con su pulgar con una suavidad exquisita, enviando leves descargas por cada fragmento su cuerpo, sin apartar la vista en ella. Consciente de que no tardaría mucho en ceder espacio en su terreno impenetrable, se acercó aun mas hacia ella, acortando la distancia de sus rostros a milímetros. Y llevando implícito la promesa de un beso fogoso, le respondió en un susurro insinuante...
-Porque soy un completo bastardo...
Y terminó aquel encuentro con un sutil beso en el dorso de su mano, dejándola más que estupefacta.
Reprimió una sonrisa. De verdad que era un maldito bastardo.


(Fragmento de "De la Idea del Caos")


sábado, noviembre 30, 2013

“Conspiración”




Conspiración”



          -Mañana se dictara tu sentencia, todos los cargos presentados con sus correspondientes pruebas indican que no será muy a tu favor – advirtió Jared hacia la morena inescrupulosa que tenia al frente, quien lo observaba completamente impasible.
-No me sorprendería. La justicia al igual que Dios obran de manera tan misteriosa... – comento sarcástica.
Jared suspiró, harto de tanta prepotencia. Es que simplemente, no obstante sus años de carrera y dedicación al estudio de la mente criminal, no podía concebir como una persona se manejase con tanta desfachatez por la vida, aún cuando esta podría estar en peligro de condena perpetua; o si quiera mostrase un mínimo ápice de emoción, una mínima señal de que albergase algún tipo sentimiento o valor; que no sea más que por medio del sarcasmo, y la jocosidad, propios de una persona, cuyo pensamiento simplemente demostraba que poco y nada era lo que la podía a llegar a amedrentar. Pues carecía por completo de ética.
-¿Qué ocurre santurrón?¿ Te cansaste de jugar al perro que busca donde nadie quiere ser encontrado? - le inquirió sagaz, con su típica sonrisa ladina - ¿Qué se siente ser el “faldero” de los superiores? Menudo par de tiranos resultaron ser las autoridades ¿eh? Puras lacras. Después de mi no repararía inconvenientes en prestarles alguna de mis tantas causas, aunque probablemente no las necesiten para considerarse dignos criminales – profirió socarrona.
-Esas personas velan por la justicia...
-Esos criminales son tan miserables como yo, la diferencia radica en que yo no tengo doble discurso. No me escudo en la errónea idea de “darle a cada uno lo suyo”, sin antes recordar “no dañar al otro” y sobre todo “vivir dignamente”... Soy criminal y punto. Ulpiano me pasa por el centro de la entrepierna.
Jared inspiró profundo, había prometido intentarlo, previo asumir la derrota. Relajó sus músculos contraídos por los comentarios jocosos de Elena. Ante todo debía mantener la compostura y no dejarse dominar por las artimañas de una delincuente, hábil en su “labor” de irritar.
-Me gustaría que negociemos algo... - le insinuó.
Ella sonrió ladina.
-El inmaculado Jared quiere hacer negocios con la mismísima hija de satán – se burló.
-Vine a proponerte algo...
Elena se carcajeó desvergonzada.
-No lo creo querido...
-Si aceptas te doy lo que quieras a cambio – apuntó.
-Nada de lo que puedas ofrecer me interesa – le contrarrestó.
-Puedes pedir lo que quieras... droga, cigarros, alcohol... menos armas y tu libertad – aclaró. - tu dirás.
-¿Entonces de repentes eres el genio de la lampara mágica? - comentó jocosa, ella quería poner aprueba sus limites de tolerancia. Tal vez de ese modo encontraría un tope en esa infinita paciencia de la que tanto fanfarroneaba ese imbécil y lograr así que la dejase tranquila en su última noche como homicida legendaria.- Aunque... - se acercó con cautela hacia él y lo inspeccionó en profundidad . - debo admitir que una buena revolcada sobre esta mesa no vendría nada mal... 
-De acuerdo – acepto él sin más.
Elena arqueó un ceja, claramente no esperaba tal respuesta.
-¿Estarías dispuesto a tener sexo con una prostituta que haya estado con quien sabe cuántos hombres en su vida, cuya sangre esta infecta de todo tipo de estupefacientes, pero por sobre todo con una maldita homicida enferma hasta la médula y ávida de venganza a cualquier precio? - ironizó.
Él asintió intentando mantener la serenidad, hablar con Elena se estaba tornando complicado y por un momento se alarmó al percatarse de lo que estaba a punto de hacer. Esto podría llegar a producir consecuencias negativas. Estaba arriesgándose demasiado. Pero si realmente quería obtener algo de ella, debía tomar medidas drásticas, pensó.
-Sería lo justo ¿no?
-¿Sabes que te haría de todo...? - le insinuó ella sin tapujos.
De pronto Jared notó como repentinamente las facciones de la homicida se acomodaban sutil hasta arrecirse en un perfil completamente extravagante e impropio, nunca antes visto. Una oleada de sensaciones, provocados por la insinuación de su mirada sicalíptica, activó aquel recóndito espacio destinado a los deseos concupiscentes. Pero rápidamente fueron reprimidos, sin permitirles emerger lo suficiente como para alarmar; pues no debía perder de vista el objetivo. Además detrás de aquello había descubierto algo por donde arremeter.
-Haremos lo que quieras... - dijo sugerente. - pero antes deberás hacer lo que te pida.
Ella sopesó un instante la propuesta. Ambos estaban enfrentados, él trató de sosegar sus impulso humanos, mientras la intentaba intimidar con su mirada rígida y su cuerpo entumecido. Ella al instante se relajó, alejándose de él.
-Escupe – dijo finalmente.
- Quiero que respondas algunas preguntas. – le instó, a sabiendas de que probablemente seria inútil, imposible de lograr. 
-La ronda de interrogatorios ya paso... - le recordó.
-Esas preguntas nada dicen de ti, fueron una total perdida de tiempo, algo que tuve que seguir a rajatabla por simple protocolo, yo quiero hacerte mis preguntas.
-Olvídalo – espetó.
Jared inhaló nuevamente presionando el puente de su nariz.
-Mira... - llamó su atención, sus facciones se habían entumecido formando un gesto severo. - Follarte no te saldrá gratis, si quieres que te estampe contra esta mesa y te penetre hasta el hartazgo será mejor que cooperes preciosa. Podemos hacerlo por las buenas o por las malas, aquí estamos solos tú y yo, no hay ninguna maldita autoridad que nos censure... así que lo vamos a hacer a mi modo. ¿lo has entendido?
-¿Me vas a violar? – le preguntó arqueando una ceja.
-No será necesario, porque ambos vamos a cumplir lo pactado.
Ella lo observó por un breve instante con una expresión difícil de desentrañar.

-Ante todo me gustaría que por esta noche abandones la prepotencia y el sarcasmo, y me expliques que esta pasando en esa cabeza - le propuso él, apoyando sutil su dedo índice en la frente de Elena.
-Pides demasiado para ser un simple detective, - respondió apartando bruscamente el dedo intromitorio de Jared.- mucho más que mi abogado que por cierto es un idiota. Ambos pierden el tiempo – concluyó con parsimonia y una templanza casi imposible de asimilar. Hecho que removió algo en Jared. Una intuición podría decirse.
-Leí expedientes tuyos.- comenzó paseándose por la habitación.- Un pasado oscuro. Raro sobre todo considerando que provienes de una familia bien constituida, tuviste muchos amigos. Una niñez y adolescencia bastante “tranquila”. Dime, - inquirio apoyando las palmas de sus manos en la mesa frente a Elena.- ¿qué te llevo a ese cambio tan radical de ser?
-Incurrí en la droga, ya se los dijo mi abogado - declaró reticente.
-Lo sé, pero eso lo dice él, ¿tú qué dices?
-La droga, ya te lo estoy diciendo.
-Presiento que mientes.
-Allá tú y tú jodida intuición...
Jared se acercó a ella.
-¿Por qué alguien con una vida tan ejemplar podría incurrir en un mundo tan oscuro y cerrado, así como así..?
-Marihuana, ácido, cocaína, y muchas otras porquerías con las que tal vez jamás te hubieses imaginado... todo forma parte de una proceso. Empiezas con una y terminas con un arma apuntando al dealer que acabas de follarte...
-No te creo... 
-Pues ese es tu problema...
-¿Mal de amores?- prosiguió ignorando los comentarios de Elena. Sentía que estaba encaminado.- no lo creo, ¿Homosexualidad reprimida? está bastante claro que no ¿qué paso?
-Dime tú a que demonios viniste ¿eh? ¿Quieres que te cuente mis experiencias sexuales, de como me gustaba que me follen duro? ¿saber como inhalaba tiza, me inyectaba veneno y fumaba mierda? ¿contactar con mis llegues? no venden viagra te lo comento, ni nada que pueda contribuir a mejorar tu disfunción eréctil. No te soy de utilidad.
-Que eres puta y una drogadicta no lo niego...  - repuso con malicia. - pero tampoco ignoro que eres una vil mentirosa...
-Vete a la mierda puto.
-¿Tu mataste a Annie? - le inquirió insistente ubicándose cerca de su rostro.
-Si – contraatacó.
-Mentira... - contradijo. - te lo preguntaré de nuevo ¿Mataste o no a Annie?
-si – respondió con acritud
-Mientes...
-¿Aparte de disfunción sexual sufres de demencia senil...? – se levantó súbitamente para enfrentarlo. - yo asesine y torturé a esa mojigata... – espetó áspera.
-Estas omitiendo algo – insistió. Elena estaba irritándose en demasía con todo ese cuestionario y Jared lo sabia. - ¡dímelo! - la tomó por los hombros sacudiéndola violentamente, algo que en su profesión estaba completamente prohibido. Pero en ese momento estaban solos.
-¡La maldita chilló como un ternero carneado vivo... vieras como me mojé al verla suplicar! - profería ella maniática completamente alienada, en tanto Jared la zarandeaba.
De pronto hizo algo con lo que probablemente podría perder su trabajo. Rodeo la mesa hasta llegar hacia ella y le apuntó en el rostro un golpe seco.
- Habla de una puñetera vez maldita sea! - volvió a sacudirla con brusquedad para que entrase en razón, y la estampó contra la pared, aprisionándola; ella al instante reaccionó y le golpeo con una fuerza sobrehumana.
-¡Basta! - gritó desquiciada – Déjame en paz, aunque sea en mi puta ultima noche de vida ¿quieres? Puedes guardarte tu maldito pene, no quiero que me toques. - sus ojos emanaban puntadas lastimosas hacia Jared quien hacia un esfuerzo por no frotarse el rostro adolorido, no quería perder su agarre, la tenia donde queria - ¡¿Qué mierda quieres de mi maldita sea?!
-¡Quiero que me digas la verdad! - le gritó, ahora él era el que amenazaba con perder la razón.
- ¡No! - dijo intentando mantener la calma - ¿Qué importa el puto homicidio, que importa todo lo que pueda decir? los putos cargos y las malditas pruebas ya fueron expuestas, el sentencia a estas alturas ya debe estar decidida. Nada cambiara las cosas. ¡NADA!
Jared quedó totalmente en estupefacto al oír todo aquello.
Por primera vez Jared notó un sentimiento extraño en Elena, un sentimiento que irradiaba la expresión de su rostro. Su mirada que, según él, nunca coincidía con sus palabras y lo había llevado a preguntarse que podía ser aquello que ocultaba. Porque por más claro que hubieron resultado ser los relatos con los hechos, por mas que todo tuviese sentido y fuese convincente, faltaba un por qué, una razón.
Jared sintió que estaba a punto de conseguirlo, al notar algo extraño y nuevo en Elena.
¿Arrepentimiento? No, más que eso. Ya había experimentado lo que era en otros casos dónde el transgresor por temor y miedo a la sentencia, demostraba sincero arrepentimiento. Tarde por supuesto.
Pero Elena tenia algo distinto. No estaba arrepentida, para nada en absoluto. Pero sus ojos y sus palabras por primera vez iban acompañados. Hecho que provocó cierta inquietud y generando en él algo que jamás le había ocurrido: Conmoción.
Su mirada le estaba afectado demasiado, al punto de reprimir la necesidad de hacer algo lo más antes posible para disipar aquel sentimiento que emitía.
Dolor.
Elena estaba dolida, como quien luego de haber recibido golpes tras golpes, solo estaba en la espera del golpe final para terminar de una vez por todas la tortura crónica y el suplicio por no entender el por qué de esos golpes.
Entones la explicación que Jared tanto buscaba, esa intuición que lo había llevado a desobedecer a sus superiores, la razón que aclarase todo... estaba en ella, en esa mirada, esas palabras, en ese dolor y pesar, en ese "por qué" que Elena se cuestionaba en cada momento desde hace mucho a si misma, aun sabiendo la respuesta real, más no la realidad.
La soltó y ella cayó bruscamente al suelo derrotada. Se produjo un profundo y extenso silencio en el que ambos permanecieron absortos en sus pensamientos, en sus mundos. El corazón de ella poco a poco fue sosegándose retornando a sus leves zumbidos. Él simplemente la observaba, entre receloso y conmovido.
-Tal vez si – habló él finalmente.
- ¿Si qué? - inquirió ella casi en un susurro, sin levantar la vista.
-Puede que aun no sea demasiado tarde... - se acercó con cautela, ubicándose en cuclillas al frente suyo.
Estuvo a punto de decir algo mas pero recibió una oleada de angustia y sufrimiento al levantar su rostro, completamente consternado, para poder verla. Y por unas milésimas de segundo, en un instante, pudo ver una verdadera víctima.
-¿Elena? - inquirió confuso, sorprendido ante esa reacción y llamándola por su nombre por primera vez desde que la hubo conocido.
Ella estaba petrificada, desconcertada; se había puesto completamente tensa y sus ojos quedaron mirando al vacío, como si estuviera perdida. Había entrado a un estado de estupor, en un trance. De pronto una lágrima brotó por su rostro ceniciento. Luego sus ojos se llenaron de mas lágrimas. Su mirada  apesadumbrada y abatida, auguraba derrota, como si en ese instante hubiese recibido ese golpe final.
-¿Elena mataste a Annie? – preguntó estoico, ella asintió sin mirarlo.
-¿Por qué?
Se produjo otro silencio, y el ambiente se cargo de tensión. Cuando por fin habló lo hizo presa del pánico.
-Porque yo los desafíe – repuso gélida.
-¿A quienes desafiaste? – insistió Jared cada vez mas confuso.
Elena posó su vista en la de él, volviendo a la realidad y con una gesto completamente carente de emoción.
-A la peor escoria que puede existir en este planeta... - concluyó.